Wojdan Abdulrahim, medalla saudí al pecho de la historia
Wojdan Abdulrahim es una de esas deportistas que con su esfuerzo, determinación y ganas de romper barreras han marcado la historia de los Juegos Olímpicos. Foto: a57
5 de agosto de 2024 Hora: 17:49
Con la presencia de Wojdan Abdulrahim, Arabia Saudita dejó de ser el último país que se negaba a incluir mujeres en su equipo olímpico.
Cuando Wojdan Ali Seraj Abdulrahim Shahrkhan entró al tatami olímpico de Londres el 3 de agosto del 2012 pesaba más de 90 kilogramos y no le animaba, como al resto de los judocas, la ambición de una medalla. Tenía solo 16 años e iba con judoguis blanco y un hijab negro en su cabeza. El aplauso de la instalación fue total. Era la primera mujer saudita que competía en una cita de los cinco aros.
El árbitro cubano cumplió el protocolo de rigor y la mandó a combatir contra la puertorriqueña Melisa Mojica, quien la superaba en experiencia. La saudita recordó que toda la preparación comenzó apenas un año atrás, gracias a su padre, juez de este deporte. Esta era su primera competencia fuera de Arabia y estaba agradecida y honrada con la invitación del Comité Olímpico Internacional.
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Transcurridos 22 segundos del segundo minuto, la boricua concretó la victoria con una técnica de sacrificio perfectamente ejecutada. Decretado el ippón, Wojdan lo primero que hizo fue arreglar el hijab, modificado con un diseño que le escondía sólo el pelo al estilo de una gorra, en lugar del pañuelo más común que se coloca alrededor del cuello y debajo de la barbilla.
Con esta presencia, Arabia Saudita dejó de ser el último país que se negaba a incluir mujeres en su equipo olímpico. Primero fue Wojdan en judo y días posteriores lo hizo Sarah Attar en atletismo, con un traje verde que le cubría todo su cuerpo y una especie de velo ajustado en la cabeza el cual sólo dejaba al descubierto su cara, pues un pantalón negro de lycra ocultaba su anatomía hasta los tobillos.
Ambas cumplieron las creencias y códigos de vestimenta que posee su país. Y un poco más. Fueron acompañadas de un tutor masculino, no podían pasear solas y no se les permitió mezclarse con hombres mientras estuvieron en Londres. El gobierno saudita había cedido a la presión internacional del deporte y los activistas por los derechos de las mujeres, pues de lo contrario enfrentaría posibles sanciones del COI.
Esos 82 segundos que duró Wojdan Ali Seraj Abdulrahim Shahrkhan encima del tatami no fueron televisados en vivo en ningún canal saudita, pero sí estuvieron disponibles para que el mundo disfrutara de un acontecimiento histórico dentro del olimpismo. No se discutía medalla de oro, plata o bronce, sino el derecho, igualdad y oportunidad de la mujer en el deporte.
En perfecto árabe, Wojdan declararía todavía con el judoguis sudado: «Estoy feliz de estar en los Juegos Olímpicos. Lamentablemente, no ganamos una medalla, pero en el futuro lo haremos y seré una estrella de la participación femenina. Seguiré practicando judo». Y así sucedió a su regreso, donde recibió apoyo para la práctica y la enseñanza de este arte marcial.
Este relato olímpico quizás duró 82 segundos en leer o compartir. Pero es el parteaguas de deportistas que con su esfuerzo, determinación y ganas de romper barreras han marcado la historia de los Juegos Olímpicos. Wojdan Abdulrahim es una de ellas.
Autor: teleSUR - Joel García - YSM